(Soneto parnasiano asonante)
Qué dirás en la dora matutina
que alza sus manos briosas en tu frente.
Qué dirán las blancuzcas melodías
que se elevan en alto azul celeste.
Contemplo en alta estima lo que adoro,
y en esta nueva calma del ahora
se me yergue la duda en verso y tono,
y por eso, le inquiero a mi letra tonta.
Quizás me diga el pájaro que vuela
lo que dicta en tu oculta primavera…
Los “quizás” de mi efigie que te extraña.
Ya se han vuelto un recodo en mi camino,
rosales de preguntas, de palabras…
Un “quizá”, de reuniones de uno mismo.