Aquí mi alma te espera
bailando con el viento.
Te espera la mirada
de mis ojos ya ciegos.
Y mi boca de grana
te espera con sus besos.
Mi piel, tapiz de seda,
quiere cubrir tu cuerpo.
Hoy mis manos te llaman
a gritos y en silencio.
Dos claveles de nácar
te esperan en mi pecho.
Mi vientre te reclama
con lágrimas de fuego,
y mi cuerpo se rompe
como un frágil espejo.
Si no vuelves a casa
mi alma quedará en duelo,
mis ojos apagados
lo verán todo negro.
Mi boca sin sonrisa
se quedará sin besos,
mi piel de tibia seda
se convertirá en hielo.
Mis manos quedarán
esposadas al viento,
mis claveles lozanos
se quedarán muy secos.
Mi vientre, antes en llamas,
será carbón sin fuego,
y mi cuerpo un fantasma
camino del averno.