La tarde va abriendo sus puertas doradas
Dormitan los brazos leves del Crepúsculo
Los tenues matices le son como un ósculo
Con el que se besan las cosas sagradas.
A lo lejos se oyen mil notas saladas
De cuerdas finitas exactas en cálculo
Y un pastor de ovejas traza con su báculo
El paso que deben seguir las vacadas.
Ya muere la tarde ya sale la luna
Titilan estrellas en el vasto cielo
Mientras en mi pecho la pasión florece
En mi alma el ensueño del amor se acuna
Y en el alto Monte se derrite el hielo
De pasión que quema para mi fortuna.