Las tinieblas se cuelan por las sucias ventanas
con personajes raros que no albergan secretos,
latidos presurosos que esconden los sonetos
los versos se estremecen en todas las mañanas.
De dónde viene entonces, el tañer de campanas…
Si no hay viejas ermitas solo están unos setos.
Surgen sones que aturden en largos vericuetos:
Monótonas las voces parecen tan mundanas
Las horas pasan lerdas y se aleja la luna
sobre los verdes pinos enhiestos y elegantes,
en mi pecho guardado te tengo por fortuna.
Y cuando llegue el día serán esos instantes
los que dulce acaricie por la fecha oportuna.
Tibiezas de alboradas, amores inquietantes. -
Amalia Lateano