¡Hola amor!
De algo te quiero hablar,
Perenne, el refrigerador,
A imanes te suele llamar.
Comprensible, ciertamente.
Abre y cierra, mujer hermosa,
A un abre y cierra deprimente
De quien busca cualquier cosa.
Rubias ojeras, ojos rasgados,
Luz tiritando de antojos
Y dejando con él recados
A quien tiene tristes ojos.
Y ahora se queja,
Nuestro fiel intermediario.
Fresas con caras viejas,
Vinos con tonos agrios.
Desganados los dos,
Fingimos hacernos compañía.
Yo y mi anciana tos,
Él creyendo que aún enfría.
A imanes te sigue llamando
Un traste viejo, con dolores.
Y yo aquí, de él hablando,
Y aún no te he puesto flores.