En la oscuridad del universo inmenso, nace la muerte, ser misterioso y denso. Un eterno viajero del tiempo y espacio, conquista todo ser con su abrazo.
Desde el inicio de la existencia, la muerte danza con gran persistencia. Es el ciclo vital que da razón, a cada latido y suspiro, a cada canción.
Oh, muerte original, misteriosa y bella, tu presencia, aterradora y serena. Eres el destino inevitable de la vida, un suspiro fugaz en la eternidad perdida.
Con paso silente y sombras en vuelo, recorres el sendero del cielo y el suelo. No eres enemiga, eres guía final, la transición al misterio celestial.
Las lágrimas brotan al partir un alma, pero en tu abrazo, toda angustia se calma. Eres la respuesta a todo cuestionar, la esencia misma del universo en el mirar.
En el ciclo eterno de vida y muerte, en tu presencia, se esculpe la suerte. La dualidad que a todos nos cobija, teje la historia de la vida y la fatiga.
Oh, muerte original, nunca te alejes, que al apreciar la finitud, el alma crece. Nos recuerdas que somos polvo y estrella, parte del cosmos en danza eterna y bella.
Así, en el abrazo final, nos desvanecemos, dejando huella en la historia que tecleamos. Que en el rincón más profundo del universo, nuestra esencia perdure, en paz y en verso.