Es mi voz, brisa que golpea el viento
Es relámpago
Es fuego
Es savia
Dulce alimento
Cuando la luna rosa se diluye en mi garganta y el tiempo inclemente acelera sus pisadas. El corazón se hincha en la profundidad del alma. Y en su camino polvoriento y frío va dejando uno a uno sus escuálidos latidos.
Finge sonreír en noche obscura, revitalizar tras un velo de debilidad profunda. Allí le verás, agazapado entre alegrías, tristezas, amores y raspaduras. Que duelen, que taladran, que recuerdan, que lastiman.
Desde luego, no fui yo, la causante de sus pálidos desvelos, de sus noches amargas, y sus lágrimas de hielo. Deambule a su lado, noche tras noche, bajo el alero de los rascacielos, en bosques frondosos y pavimentos yertos.
Imagen: De mi autoría.
Luz Marina Méndez Carrillo /03072024/Derechos de autora reservados.