Algún papel secante
unos cuantas semillas
un poco de algodón.
Aquel viejo frasquito
mis ganas de “crear”.
una germinación.
(Que siempre se pudría
con un pudrir mohoso)
Y viendo yo, mocosa
que el verde no crecía
me hice irreligiosa.
La predestinación
de “no germinación”
a mí me perseguía.
Segué desilusión
y sensaciones muchas
de mi “anti profesión”.
Jardinera frustrada
Creadora inhibida
Agricultora trucha.
Después llego la vida
y mi transmigración
de semilla en un frasco.
De seis germinaciones
cuatro reverdecieron
a dos les di el adiós
con dolores de parto.
De oficio, aprendiz
con un respirador
y muletas yo anduve.
Al fin me licencie
experta en escaseces
y las mas de las veces
pude sobrevivir.
Andrea