Desborde con el cual
llega tu belleza
a la mirada ajena,
como llega la abeja libadora
a posarse sobre la flor,
nutre el alma,
mujer que nutre la vida.
El alma es agua y allá
al fondo del canal,
nuestros ríos desembocan,
para crear el caudal que da vida
a la naturaleza,
al animal que bebe y huye,
a la tierra fértil,
al pájaro cansado de volar
y a la flor, que considera
propicio lugar para florecer.
Yo creo en todo esto,
básicamente,
en el encuentro
de dos almas enamoradas.