Por el peñón de Gibraltar,
por la armada invencible,
por Trafalgar, por el Brexit.
Por los cojones barbilampiños
y la varita mágica de Lamine,
por los dedos en el enchufe
de Cucurella, por la batuta
esférica de Rodri.
Por los años que nos volvimos
llorando con la nariz rota,
siendo atracados por el árbitro
o saliéndonos cruz en las tandas
de penaltis.
Porque todavía resuena en tu escudo
el zapatazo de Iniesta.
Porque eres de las pocas cosas
que pone a este pobre y grandioso
país a remar en la misma dirección.
Porque llegas cuando menos
se te espera para poner de pie
a cincuenta millones de almas.
Porque roja es tu camiseta
como rojo es el torrente sanguíneo
de nuestra ilusión.