José Fas Fonfría

TU RECUERDO.

TU RECUERDO

 

Hoy, me he vuelto a acordar de ti, como ayer,
como antes de ayer, y como todos los días.
Ahora mismo, estoy pensando en ti, y te escribo
para explicarte en estas pocas letras,
todo lo que he intentado explicarte
durante años y años sin conseguirlo.

 

Tampoco hoy, como tantas otras veces,
voy a conseguir nada positivo.
Además, tampoco hay que explicarte nada,
¡Qué puñetas! Tú ya sabes el inmenso
amor que siento por ti desde siempre.

 

Quizás si lo hubiera intentado
muchos, muchos, años antes...
cuando eras una inocente y gentil niña...
pero no, este también inocente y tonto niño...
no se atrevió, porque creía que tú ya lo sabias.

 

Y, lo sabias, claro que sí, pero...
eran cosas de niños, a las que entonces
no le dimos la importancia que realmente tenía,
y que, pasado el tiempo, he comprendido,
y ahora, soy consciente y sufro por mi error.

 

Pero he sacado algo positivo viendo
cómo nos han ido a los dos las cosas.
Tanto tu como yo, no tuvimos suerte
y fracasamos en nuestros matrimonios.
Por lo que es fácil imaginar, que posiblemente,
nos habría ocurrido igual, de habernos juntado.

 

Lo positivo es que, al no haberlo hecho,
siempre me quedará esa posibilidad,
la posibilidad de... tal vez mañana.
Y así, ese tal vez mañana, me acompaña
tantos años, que otro en mi lugar claudicaría,
pero yo, sigo sin perder la esperanza.

 

Pero ese recuerdo tuyo,
ha sido nefasto para mí,
pues ha sido el verdadero causante,
el único culpable, de no haber sido
feliz con ninguna de las parejas
que he tenido, en mi dilatada vida.

 

Y aquí me tienes, hecho un mendigo,
un inconsciente y miserable mendigo
que suplica, y se arrastra por tu amor,
buscando cualquier mínimo resquicio,
para penetrar en tu blindado corazón,
y lograr así, la paz que anhela su alma.

 

Pero... voy a intentar olvidarte, será difícil,
pues si durante tantos años no lo he logrado,
no creo lo vaya a conseguir ahora,
pero lo voy a intentar de verdad,
y buscaré a otra persona para ser feliz,
y pasar con ella, el resto de mis días.

 

Aunque seguro, que no pasará una sola noche,
sin que recuerde el sabor dulce de tus besos.
Y, aun así, lo llevaré con orgullo, porque sé,
que nunca estaré solo, pues aún después
de muerto, tu recuerdo me acompañará
en la tumba, por toda la eternidad.