Mercedes Bou Ibáñez

Mi pueblo

 

Mi pueblo
.
Romance
.

Mi pueblo blanco que al sol
por las tardes alboreas,
¡cuántos años ya pasaron
sin trotar por tus laderas!
.
Ya veo que asoma el morro,
la Negra, por mi cancela,
diciéndome a voz en grito;
¡Prepara ya la maleta!
.
Y no quisiera marcharme
sin antes dar una vuelta
por el blancor de tus casas
y tus empinadas cuestas,
para hartarme del olor
a pan de tus callejuelas
y así llevarme conmigo
tu recuerdo como prenda
a las tenebrosas simas
donde la muerte nos lleva
y con tu recuerdo en mí
será más dulce la pena.
.
Aún conservo en un sueño
el verdor de madreselvas
y el aroma de jazmines
de tus noches veraniegas
y aquellos cuentos tan largos
oídos a boca abierta
que tío Martín contaba
los veranos a la fresca
y él; ¡es muy tarde! ¡a dormir!
De madre frente a la puerta
agitando fuerte al viento
en su mano la espardeña,
¡cuántos recuerdos hermosos
de veranos sin escuela!
Por las mañanas al río,
por las tardes a la siesta
y en las noches a soñar
a la luz de las estrellas.
.
Lucían ventanas toscas
ramilletes de azucenas,
que daban color al alma
de nobles gentes camperas
que nada saben de entuertos
y si dar buenas consejas
a quienes a ellas acuden
con almas sin medias suelas.
.
Así recuerdo a tus gentes
siempre apacibles y tiernas,
fueron para mí ese faro
que fue marcando mi senda,
en aquel pueblo tan lindo
donde viví de pequeña.
.
Guardan tus calles los sueños
que brotaban de mis trenzas,
de príncipes y carrozas
te pinté la Plaza Nueva,
ellos con su traje azul,
ellas tiradas por yeguas
y yo, suspirando al sol
queriendo ser Cenicienta.
.
Las flores de tus balcones
hacían tierna la espera
de aquel mozo que soñaba
ser mi novio en la verbena
y yo pensando tan solo
en vestidos de princesa.
.
Digo; mi pueblo, y la boca,
se me hace sabor a menta,
un agradable hormigueo
me recorre por las venas,
a mi pensamiento aflora
el sabor de tus callejas
y una explosión de ternura
retumba por mi cabeza.
.
¡Cuánto diera pueblo mío
por volver a ser moceta,
anclar mi cuerpo a tus calles,
pasear por tu alameda
y vivir siempre contigo
una niñez sempiterna!
.
Sin ganas ya de crecer,
ni descubrir cosas nuevas,
pues por fin cuenta me di
que lo sencillo nos llena
y no hay nada más sencillo
que volar por tus placetas.
.
Como ya creo que dije
al empezar estas letras
sepas que no he de morir
sin volver a tus aceras
para despertar los sueños
que dejé sobre sus piedras
y junto a ellos partir 
cuando me lleve la Negra
por esos mundos lejanos
donde los pueblos no llegan
si no es en el corazón
de aquellos que los anhelan.
.
A veces pienso en los niños
que no gozaron las gestas
de quienes nacen en pueblo,
no corrieron por la sierra,
no jugaron en los ríos
ni vieron crecer la yerba
y nunca pescaron ranas
ni pisotearon huertas,
nunca supieron de nidos
tampoco de madrigueras
y no subieron jamás
a los trillos en la era 
ni escucharon el balar
cuando paren las ovejas.
.
Y siempre que pienso en ello
me da un poquito de pena,
¡yo creo que les faltó
una niñez verdadera!
.
Mercedes Bou Ibáñez