Vivimos sorprendidos en cada instante porque todo nos excede, somos ínfimos eslaboncillos de una cadena desconocida e inmaterial que tiene múltiples grados de libertad en su movimiento y jamás se detiene ni regresa; perpetua energía que pretendemos asirla mediante amor, esperanzas, instintos, emociones, … sin embargo, siempre toma rumbos inciertos, inadvertibles, …
No sé por qué
me da por evocar,
cuando la historia es inmensa,
a fantasmas
de sábanas negras a blancas
cubiertos de enseñanzas,
también,
no aprendidas por el hombre,
repetidas en campos de fresas
con dolor, miedo, horror, ...
Es tan poco
lo que entiendo de la vida, del tiempo, de la muerte,
del universo: de su profundidad, complejidad, misterios, …
Qué nos querrá decir
lo que miramos, oímos, palpamos, …
si la rosa está serena en su belleza;
pero,
somos agua, fuego, aire, ... y dulzura amarga.
Esa ambición grande
de desear comprender,
las limitaciones son evidentes,
veo apenas parte de mi cuerpo en su superficie,
piel, …
Me siento una maquinita movida
por un tumulto oscuro,
con pretensiones, injustificadas,
de ser bello, fuerte, veloz, firme, valiente,
inteligente, bondadoso, profundo, cauto, audaz, …;
y el hermoso naranjo en flor enamorado de la primavera.
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