Carlos Eduardo

FANTASMAS SOÑADORES

        Vivimos sorprendidos en cada instante porque todo nos excede, somos ínfimos eslaboncillos de una cadena desconocida e inmaterial que tiene múltiples grados de libertad en su movimiento y jamás se detiene ni regresa; perpetua energía que pretendemos asirla mediante amor, esperanzas, instintos, emociones, … sin embargo, siempre toma rumbos inciertos, inadvertibles, …

 

No sé por qué

me da por evocar,

cuando la historia es inmensa,

a fantasmas

de sábanas negras a blancas

cubiertos de enseñanzas,

también,

no aprendidas por el hombre,

repetidas en campos de fresas

con dolor, miedo, horror, ...

 

   Es tan poco

lo que entiendo de la vida, del tiempo, de la muerte,

del universo: de su profundidad, complejidad, misterios, …

 

  Qué nos querrá decir

lo que miramos, oímos, palpamos, …

si la rosa está serena en su belleza;

 

pero,

somos agua, fuego, aire, ... y dulzura amarga.

 

   Esa ambición grande

de desear comprender,

las limitaciones son evidentes,

veo apenas parte de mi cuerpo en su superficie,

piel, …

 

   Me siento una maquinita movida

por un tumulto oscuro,

con pretensiones, injustificadas,

de ser bello, fuerte, veloz, firme, valiente,

inteligente, bondadoso, profundo, cauto, audaz, …;

 

y el hermoso naranjo en flor enamorado de la primavera.

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