En lo alto de tu estatura se erige un sublime encanto,
una mujer radiante, imponente como el manto del cielo,
con gracia y elegancia que desafía cualquier vano,
y una belleza que deja sin aliento a quien te observo.
Eres como un ciprés erguido, majestuoso y gallardo,
tus piernas son pilares que sostienen un mundo de ensueño,
tu figura es un lienzo donde se dibuja el arte amado,
y tus pasos resonantes marcan un ritmo tierno y dueño.
En tus ojos habita la profundidad de los océanos,
con destellos de estrellas que iluminan mi ser,
tu mirada acaricia con su brillo los mundos lejanos,
y en cada centímetro de ti puedo volar y florecer.
Tu altura no solo es física, es una metáfora de grandeza,
eres una mujer que camina con valentía y fortaleza,
dominas el espacio que ocupas con gracia y gentileza,
y tu espíritu elevado inspira amor y pureza.
Oh, mujer alta, eres un faro que ilumina la noche,
una torre de esperanza en un mundo lleno de dudas,
tu presencia es imponente, como un verso de derroche,
y tu esencia inigualable nos enaltece y nos saluda.
Así, mujer de estatura elevada, te canto en versos sinceros,
admiro tu porte, tu confianza y tu sublime presencia,
tu altura es un regalo que te hace destacar entre los seres,
y en cada paso que das, se alza un poema en tu excelencia.