Digamos que al final de camino
la corona es un nuevo camino
no, el impecable retrato de la realidad
si no, la absurda ilusión de una distancia
cuando el cuerpo hacina constelaciones de fatigas
y los ojos se oprimen en profundas cegueras
Es como si el amor te encaminara a cielos brillantes
sobre huesos cansados que se niegan al asombro
y en las sombras se hilarán sorpresas y miedos
ante las tentaciones que ofrecen las nuevas huellas
las ocultas bellezas a las que llaman esperanza
Digamos que al final del camino
ciego y sordo casi en el abismo de sí mismo
se encuentra el hombre saciado y libre
dispuesto a heredar su nombre
aun sin que nadie lo mire
sabiendo que heredar no es suceder
sino más bien reencarnar el amor
mezclado entre los sueños
sin obstáculos del cuerpo
en la plena libertad del alma