Sonaba triste el nogal de las guitarras
Cerrándose musgosas las tranqueras,
Censura total por la noche de las farras,
Bien acerado el candado en mis porteras.
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Ella, hueca, se fue ¡ la Sagrada Inspiración!
Victoria genocida en el seco naufragio
Perlas, arrecifes, sin mangales ni unción,
Caparazón de tortuga, apenas de epitafio.
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Vuela extraviado un colibrí en equívoco oasis
Y las amorfas arenas someten al oxidado chasis
Cuando la luna, de luto, nubosa se enmascara.
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No brillará hoy la perla, ni aún la más cara,
El añejo cofre vacío, orodado, chapucea salino.
Solo quedo yo, ronquido silencioso en mi vahido.