I
La noche, un lápiz, una hoja de papel y yo.
Quiero escribir
pero es un acto infecundo
pienso en Descartes;
no logro existir.
¿Qué pasa en mi mundo?
¿Versos sin musa?
O, ¿musa sin versos?
Hay caos en mi universo
No hay creación
Ni tampoco big bang
¿Y mis versos, dónde están?
II
Insisto, confronto a la musa
Intento sonetos, versos libres;
obtengo líneas vacías, sin rima
versos que nadie ya usa
versos que nadie ya escribe
la situación es la misma;
III
Sólo letras, palabras sueltas
que no encuentran un sentido,
girando como una ruleta,
orbitando como un planeta,
versos que nacen y mueren,
otro intento fallido.
Como las olas del mar;
son versos que vienen y van.
IV
Entre tanto, sin ángel y sin hada
me siento; casi vivo, casi muerto
burdo prisionero de la nada,
sin flores en mi huerto.
Sin piedad, la prosa me interpela;
transito una ruta sin bitácora
soy como un barco sin propela;
un sujeto sin metáfora.
V
Furtivamente, llega el amanecer;
sólo letras, palabras sueltas.
No aterrizan, son infinitas vueltas.
Desconcertado, siento languidecer.
Miro a mi alrededor;
veo una cama desordenada
por horas de insomnio acompañada
VI
Al otro lado, sobre la mesa,
siguen ahí; la noche,
el lápiz, la hoja de papel
y yo. También, una copa de vino;
intentando ser consejero
o tal vez, un acicate divino.
VII
Con ello, llega el fin del camino;
Estoy extenuado,
sigo extraviado,
he dado un salto al vacío.
En mi imaginario;
solo letras, palabras sueltas,
resaca de ideas,
sin cosecha.
Nada extraordinario.
Nada más que;
versos sin destino,
ni destinatario…