jvnavarro

DIARIO DE VERANO XVIII (UN CALOR TERRIBLE)

 
Un calor terrible
en un lunes,
no distinto
a otros lunes,
por uno
ya vividos.
 
Es un bochorno inmenso,
algo parecido,
al horror que se sufre
en el infierno mismo,
sin haber estado uno
en más lugar sombrío
que aquel que habita
en este mundo,
desde siempre y de continuo.
 
Canícula la de este de estío
bien revestida
 de ondas de luz continuas
allí arriba en el cielo
cogidas de un hilo.
 
Sol que es vida,
sol que es Dios,
sol que es muerte,
sol que es espíritu,
sol que es imaginación,
sol que es poesía
y cuento de niños.
 
Tantos son los soles 
de gracia santificante 
por los poetas revestidos
y todos tan distintos,
que en cada instante de la vida
y sin más motivos,
millones de seres humanos
llevados de dosis elevadas de fetichismo, 
habrán pensando algo distinto,
de ese astro
que nos invita
a ser libres, 
desde los orígenes 
del mundo conocido,
si es que la libertad
nos importa algo más
de lo que decimos,
para cuando usamos de su nombre
con poco sentido
de lo que es de verdad el libre albedrío.