Daniela Cortés

Sentir.

No me voy a privar de sentir a flor de piel,

si la tristeza me abraza he de llorar un río,

si exploto de alegría mis amigos disfrutarán conmigo,

pero nada me hará ceder

a la frialdad y al abandono del mundo,

porque aunque mi corazón sea vagabundo,

sentirá tanto como un niño.

 

Y no importará las veces que lo hayan herido

o roto en pedacitos,

cada grieta será el antecedente

de los pasajeros que le visitaron

y la profundidad de la herida

será el reflejo de lo intenso que fue el sentimiento

y así mi humilde corazón será consciente

de que pese a ello lo sigue intentando,

sigue dando a manos llenas

y no verá el desamor como una condena,

si no como un recordatorio de humanidad,

que le permitirá siempre sentir,

sentir sin miedo a crecer

y olvidar que el amor no debe morir,

pero nuestros cuerpos algún día sí.

 

Y las personas que amamos alguna vez,

de nuestro cariño desinteresado se han de acordar

y nuestra verdadera muerte nunca ha de llegar,

porque siempre viviremos en aquellos a los que abrazamos

cuando sentían frío en su corazón,

en aquellos a los que les devolvimos el aliento en un beso,

en aquellos a los que sostuvimos entre brazos

y su cuerpo del frío resguardamos.

 

Por eso no me privo de sentir, no me privo de dar

porque esto es lo que soy y no lo voy a cambiar

porque si algo sé es amar

y ese es mi don, mi talón de Aquiles,

mi fortaleza y mi debilidad

por eso mi corazón he de darles

a mis amigos o a mis amantes,

porque yo nunca he de morir

porque en su memoria siempre he de vivir.