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Su nombre “José María”
se fue con su buena estrella.
“María del Alba” , ella,
mis pasos , mi compañía.
Que raro seguir sin guía,
que sufrido es este andar
que me pretende llevar
donde solo hay añoranza,
donde la memoria danza
con los presos del lugar.
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Hay un silencio que pesa,
y que sin ellos me acosa;
falta el clavel y la rosa
luciendo sobre la mesa.
Es un silencio que besa
y produce escalofríos
en estos versos tan míos
como míos, sus lamentos,
son esos tristes momentos
tan amargos como fríos.
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Que corta se ve la vida
cuando el aliento fallece,
cuando el recuerdo parece
una amarga bienvenida.
Con una profunda herida
que duele más de la cuenta,
(por la sal y la pimienta
que la pena en mi ha dejado)
vivo con todo un pasado
que morir conmigo intenta .
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Fotografía y poema Ramón Bonachí.