Era un cielo azul celeste
con sus nubes de papel,
y era un niño que miraba
a ese cielo del revés.
Y juntaron su inocencia
en el tiempo y en su piel,
ese niño que recuerda
a otros cielos del ayer.
Y los sueños se fundieron
con caricias y con miel,
y mezclaron en las rimas
un poema por hacer.
Carantoñas y susurros,
garabatos a su vez,
de sus labios se escaparon
y subieron a ese tren.
Era el tren de la inocencia,
de la búsqueda a la vez,
de otro mundo y de la vida
que se ansía por tener.
Busca el niño la frescura
de ese cielo que ahora ve,
con añil en los vestidos
y que luce sobre él.
Pasa el cielo en la mañana
con el sol para ofrecer,
y con nubes agridulces
que encanecen su jersey.
\"...Era un cielo azul celeste
y era un niño que, a sus pies,
aguardaba las respuestas
que quería conocer...\"
Rafael Sánchez Ortega ©
13/07/24