Cuando sonríe tu boca
con su sonrisa coqueta
y de sus labios emana
del beso supremo néctar;
por descubrir de sus mieles
del amor su luz tan bella
lleno de ensueños febriles
y con el alma dispuesta
¡Tuyas serían
de mis poemas
sus rimas dulces
de luces llenas!
Cuando en el piano se posan
tus suaves manos de seda
y tus silentes suspiros
en espirales se elevan;
por conocer tus secretos
que de pasión fuego llevan
con esa incesante flama
que mis anhelos despierta;
¡Tuya sería
la paz que ofrezcan
mis ilusiones
de fe repletas!
Si de tus ojos serenos
miro la luz que destellan
con rayos incandescentes
de magníficas estelas
que desprenden los fulgores
de hermosas vestales griegas;
por mirarme en sus pupilas
que el cielo siempre reflejan;
¡Tuyos serían
mi vida entera
y el sentimiento
que te profesa!
Autor: Aníbal Rodríguez.