Dicen que nadie muere de amor
Y ¿porqué mis ojos no brillan como antes?
Y ¿porque siento más frío,
más vacío, más oscura cada noche?
Solo siento que existo, porque respiro y siento dolor.
Sé que dentro mío hay un corazón latiendo y un cerebro movilizando éste ser.
He perdido la razón quizá,
la cordura se ha ido en cada amanecer,
en cada sorbo de café,
en cada parpadeo,
en cada sueño donde ya no está.
Cada palabra suena hueca.
Ya no hay azules cielos todo se ha nublado.
Han quedado atrás las risas, los sonrojos, las miradas tiernas, los celos, las margaritas, las cartas, los poemas, las canciones.
Las flores se han quedado sin perfume.
Y ya no siento la tibieza el sol, él solo me hace ver mi solitaria sombra.
El viento ya no suele acariciarme, me murmura su nombre.
La luna se cuela por mi ventana y se acomoda a mi lado, ella sabe que muero.
Porque quiere escucharme y yo no exclamo palabra alguna.
He sentido que he dicho bastante y eso bastante no fue suficiente para que se quedara.
Y ahora solo estoy en silencio esperando que alguien me despierte porque quizás esté dormida y ésto es solo una pesadilla
Y realmente no esté muriendo de amor, porque he oído que eso es imposible.