¿Y TÚ ME DICES?
¿Y tú me dices
que duermes tranquilo?
¿Qué no te produce desvelo
el sufrimiento ajeno?
¿Cómo puedes decir sin meditar
que lo único que te puede interesar
es tu bien físico y mental
sin apenas reparar
del que vive en soledad?
Vives tu vida felizmente
sirviéndote de lo que te interesa,
que nadie te cause molestias
alegando como justificación
miles de historias y proezas.
Y mientras, en alguna parte,
alguien le pesa tu ausencia,
cuenta los días y las horas
para poder verte a solas.
Solicita tu ayuda en ocasiones,
te añora, te llama y ruega
esperando ese milagro
que nunca llega.
Sin embargo y por suerte,
los hay quien duermen plácidamente
y aunque errores cometieran
se puede equivocar la gente.
Esos lo hacen todo por amor,
amor al prójimo, a la vida,
el alma se alimenta y nutre
de la felicidad compartida.
¿Y tú me dices
que duermes tranquilo?
¿Qué lo haces a pierna suelta…?
¡Pues oye bien lo que te digo!
No hay felicidad completa
a consta de la desgracia ajena,
Josefina