LA AUSENCIA
El Sol se marchitaba.
Tímidamente huía.
Como si avergonzado,
ocultara su cara.
Que tornaba a amarillo.
Y después a naranja.
En el lecho, sin sueño.
Las furtivas miradas.
Como pálidas luces,
titilando en la nada.
Solo un suave murmullo,
recorriendo la casa.
Ecos de lo que fueron.
Corazones que vagan.
Sensaciones dormidas.
Sobre fundas de almohada.
En el fondo del río.
Reposando con calma.
Las arenas se acunan,
como almas aladas.
Y la danza sinuosa,
que ejecutan las algas,
se adormecen sin prisa,
en las aguas heladas.
En la noche estrellada.
Donde vive el recuerdo.
Las canciones regresan,
como luces al alba.
Y olor de la tierra,
como fruta sagrada,
en el aire flotando,
te acaricia la cara.
Y se aleja sin prisa,
perfumando la nada.
Vive ausente el que no sueña.
Lo mismo que besa el agua.
El actor llora sin pena.
Y la mira sin mirarla.
Sufre sin sufrir quien daña.
Cuando su logro no alcanza.
Y te quiere sin querer,
el que queriendo te falta.
Quédate si quieres darme,
sin recibo y sin fianza.
El regalo más hermoso.
Que lleve impresa tu alma.
Yo te daré lo que soy.
Y completar lo que falta.
Ángel L. Pérez ®
SOY LO QUE ESCRIBO Y LO QUE TÚ SIENTES AL LEERME
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17/07/2024