En la penumbra de tu piel gilva,
recorro el sendero de tu vulva,
donde mi pasión ardiente se salva,
y mi deseo insaciable te desenvuelva.
Tus labios son manantial que me enerva,
de tu cuerpo, mi amor se empapaba,
cada suspiro es un lazo que observa,
y en la llama de tu ser, mi alma acaba.
En la noche, tu susurro es mi guía,
cada caricia enciende mi fervor,
y en tu abrazo, encuentro mi alegría.
Eres el fuego que consume mi ardor,
en tu entrega, hallo mi fantasía,
mi delirio, mi pasión, mi clamor.