Paris Joel

Morricone

Un respirar asincopado,

Un solo cubierto,

un silbido en italiano,

Después de la ola

La humedad del recuerdo.

El sol, en la espuma,

Cae de rodillas,

A lo lejos, una madre llama al hijo,

Las calles de silencios van heridas,

Y un disparo de armónica

Señala la hora del duelo,

De ahí mi camisa siempre negra,

Arrugada, a veces tapando

Algunos agujeros.

Intento plagiar esa tonada del regreso

En todas las terrazas vacías,

Ladrillo, arpillera y teja naranja

En los vastos muros reflejada,

Se ausentan las palomas,

Y el tacón golpea el atril de la avenida empedrada,

tres toques en seco,

Una y otra vez,

Me envuelve tu melodía,

Me detengo,

Y se llena

La plaza,

Maestro Morricone,

Maestro!