Raiza N. Jiménez E.

La Muerte, una Paradoja.-

Esta noche fue abatida por los vientos.

Se morían las rosas, por los remolinos.

Las aves alocadas, volaban en cientos.

Sus plegarias de fe oraban los rabinos.

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No vi más caos que, en estos tiempos.

Truenan las aspas de los altos molinos.

Confusión y miedo es lo que yo siento.

Las aves salen huyendo con sus trinos.

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No dicen nada, pero llevan pasos lentos.

Tristes van los hombres, con sus rezos.

El lento viejo, va silbando, su lamento.

Unos de su pasado, aún, están presos.

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¡Toda trama que se teja de la muerte,

Siempre será, en esencia, muy fuerte!