Como rayo de sol por la
mañana,
quiero sentir de tu piel la tibieza.
Y tus palmas recorrerme con delicadeza.
Sentir el fuego que tu interior emana.
Hazme enloquecer, perder la
cabeza.
Que amar de verdad no he
sabido.
¡Que más da si luego me echas al olvido!
Acaba al menos hoy con mi
tristeza.
Me despojaré de a poco de la
timidez,
que he cargado por bastante
tiempo.
Se colará cuál susurro el
viento;
y dejará ver nuestra
desnudez.
Será testigo de mi entrega la luna.
Será rota de la noche su
quietud.
Y nuestros corazones en
plenitud,
agradecerán al destino por tal fortuna.
Un último beso será nuestro
sello,
que del adiós su pauta
marcará
Ninguno sabe realmente si
olvidará,
con el tiempo este recuerdo tan bello.