Ricardo D. Branj

Tristeza

Tristeza

 

Hoy, que eres mi amante

y me acaricias con tus lentas manos de huérfano,

con tu soledad lánguida,

y te afliges junto conmigo

apoyándote en mí pecho

hasta que lates a la par,

y me hablas de nostalgias,

de desolaciones;

nosotros juntos en la cama.

En esta noche oscura, negra

en que nos pesan las mismas aflicciones

que hasta pareces ser parte de mí,

y me abrazas con tu congoja,

y me contagias enterneciéndome

cuando me dices tu angustia,

porque te entiendo,

porque es la misma, la mía.

En esta noche melancólica

en que lames con tu sal mis heridas

y llora el cielo afuera como un perro vago

mojando con su aullido nuestro lamento

y tú y yo estamos solos,

acompañándonos;

hermanando nuestros cuerpos

en las mismas lágrimas,

en las mismas desazones

con los párpados apuntalados

a pesar del sueño.

En esta noche, Tristeza,

tu sexo frígido me abate,

mustia mi corazón, lo aja;

me aprieta tu codicia

de quererme todo,

tanto, que quiero darte la espalda

y pedirte el divorcio.