Tiene la mirada de una gacela.
Camina suelta y decidida.
Si tuviera que describirla con sonidos,
lo haría con una emotiva melodía barroca.
Si fuese con una imagen,
un óleo de amapola con los colores del fuego,
y el verde de la extrañeza.
Describirla con palabras,
es hurgar en la naturaleza misma...
Su cabello se asemeja a un manantial
con reflejos dorados.
Los ojos, son dos esmeraldas
incrustadas en el rostro.
La nariz, aparenta una ladera
de pendiente armoniosa,
y sus labios, están conformados
por los frutos del bosque.