Estás ahí,
cuando me escondo
del mundo y
me encierro,
allá,
en el último de los cuartos
que existan adentro mío,
al fondo,
hecho de agua,
cuando cierro la puerta,
ahí,
cuando giro y me doy vuelta
estas vos,
mirándome,
esperando,
(como si fuera esperándome)
con los ojos de noche
oscuros,
profundos
que ahora inundan
el cuarto entero:
entonces
me quedo.