Hay un punto de encuentro, mágico e inesperado,
en el momento justo y el lugar adecuado.
Los ojos se evidencian con destellos siderales,
el rubor busca su curso y
se confunde entre labios al acecho.
Es inminente.
El tiempo se detiene en el instante más álgido y sublime...
el corazón está flechado.
Su velo rosáceo se desprende,
y en un lazo de custodia se convierte.
El amor simplemente sucede,
luego...es ingobernable.