Bajo el umbral de una luz tenue
y un frío infinito,
abrazo mi soledad,
donde emergen recuerdos fragmentados
que dan vueltas en círculos,
de un amor de verano,
que esperó un adiós decente,
después de un descanso limpio
No queda un brote de primavera,
solo se siente el río que corre, la brisa que acaricia mi rostro
y al pie de la orilla de mis sentimientos,
cae la última lágrima de mis ojos cansados,
como río turbio, sin sueños