La mar,
patrimonio universal,
a pesar de Cartago,
que murió
sin dejar de pelear,
estampando huellas
hasta el final.
Cartago se esfumó,
dejando su legado,
sus hijas,
Cartagena,
la de España,
la de Colombia,
la de cualquier ciudad,
allí todos pincelados
entre olas y playas,
amando a la mar
y a los pueblos aledaños,
sus mareas,
o serenidad.
Soy de Cumaná,
viví mucho tiempo allá,
encuentro fraterno
de cumanagotos
entre la tierra y la mar,
para existir en su gozo
y dar la mano
y nunca olvidar.
Soy hombre de la mar
y aunque esté lejos,
jamás dejaré de estar
en las aguas que bañan
de remembranzas
la vida terrenal.