Mi vida se aleja
por esa vereda ondulada
de la hierba mora
donde crecen nobles,
en los senderos,
cuatro ríos verdes.
La ciudad blanca
del viento rebelde,
callejones y palacios
en un cielo de luz y destellos.
Susurros en Medina Albaida,
llamada a la oración,
mujeres castas con velo,
manos pintadas con henna
y una brasa en sus iris negros.
En el Palacio de la Alegría,
filosofía, matemáticas y arte,
Aljaferia, con un salón dorado,
casa para los poetas,
melodía de laúdes áureos
que navegan caudalosos
sobre las blancas aguas del Ebro.