Lo peor de la noche
es el silencio
y la rapidez
con la que gira mi habitación.
Lo peor de la noche
es cuando en el silencio
las paredes hablan
de lo que no quiero oír,
es cuando en mi habitación
no hay puerta.
Lo peor de la noche
es su sed de sangre,
transformarme
en el niño ensimismado
que una vez fui.
Lo peor de la noche
es pensar
que estás conmigo
cuándo no es así,
que la sábana
sea el fantasma
del que huyo.
Si la noche
te pregunta por mí,
dile que he salido,
que mañana volveré,
renegando el extraño dolor
que revela donde me oculto.