Hey tú, que estás ahí,
quítate el dedo de la nariz,
Mira esto que te comento,
que no es mentira ni ningún cuento,
yo andaba por la vida,
tomando farlopa y mucha bebida,
no tenía ningún trabajo,
todo lo mandaba al carajo,
y si me faltaba la pasta
robaba cuando me hacía falta.
En la vida todo me daba igual,
ni me importaba el bien o el mal,
vivía cada día la vida apurando,
sin pensar en lo que me iba pasando.
Y un día, andando por la calle, amigo,
me encontré a un asqueroso mendigo,
que al verme se acercó a mí,
olía muy mal, apestaba, y me quise ir,
pero él me agarró de la camisa,
y me dijo: \"no tengas prisa,
que algo yo te quiero contar,
tu vida no haces más que malgastar,
te veo por la calle todo borracho,
no desperdicies tu vida, muchacho,
que la vida es muy corta
y vivirla bien mucho importa,
mírame a mí, todo sucio y asqueroso,
cuando yo era feliz, era dichoso,
y por las drogas y la bebida
desperdicié toda mi vida.
Me abandonaron mi mujer, mis hijos,
y caí en un pozo del que no he salido.
Tú eres joven, aún estás a tiempo,
manda esta vida a tomar viento,
gana dinero, búscate un trabajo,
algún día me darás las gracias, majo,
no acabes como yo, vagabundo,
dando asco a todo el mundo.\"
Y diciendo esto, el vagabundo se fue,
y nunca más ya supe de él,
pero esas palabras que él me dijo,
las tengo grabadas como un crucifijo,
y de un día para otro, una mañana
dejé la mala vida con muchas ganas.
Busqué un trabajo, como él me recomendó,
y mi vida del todo mejoró.
Encontré a una mujer que me amaba,
me casé, y tuve una familia que adoraba.
Hoy ya que soy viejo, que soy abuelo,
a los jóvenes les digo; \"no seáis lelos,
no desperdiciéis vuestra vida
con la farlopa y la bebida,
que si no acabaréis como el mendigo,
vive la vida bien, amigo.
Y aquí acaba esto que te comento,
¡Que es la vida, no un cuento!