En esta felona noche vio, retratado en Él, el mal.
No imaginó que su olor le impresionara tanto.
Se pervirtió desde su alma, ese derrame carnal.
De nada sirvió su esquivez, tampoco, su llanto.
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En ese quimérico cielo, hubo oscuridad y dolor.
Consagrada ante el amor y la pasión no se veía.
Mágica enseñanza es la de los viejos, en el amor.
Escuchó una voz que gritó: Tú ya todo, lo sabías.
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Cómo sentirse timada, si ella, nunca quiso escuchar.
No quiso atender a la casta luz de la advertencia.
Fue muy desnuda, su apetencia de llegar a amar.
No debía pasar y perdió el pudor, en su presencia.
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Hoy al ver el pasado, va creyendo más en Satán.
Hoy aseguró que, hay un segundo, para el Patán.