Madrugada rebelde,
encuentro fortuito,
noche testigo, devuélveme al ayer,
sumérgete en mi placer.
El futuro es infinito,
su cuerpo inaudito,
por donde la mire, perfecta.
Noche silente,
apocada te quedas
ante el resplandor de sus gentiles caderas.
El encuentro es tendencioso,
revela secretos
de la tierna caricia de dos almas.
Sírveme de esa copa rebosante
de placer.
Hazme partícipe de tus más profundos deseos,
dame más de esa magia que me embriaga.
En esas caricias impetuosas que en tu cuerpo encuentro.
Que esta noche candente haga que lo nuestro fulgure.
Caeré hipnotizado por tus movimientos obstinados.
Caeré hechizado por la ternura de tus labios.
De tus ojos prendado estaré
hasta que la noche se convierta en día.
Tú y yo, guardaremos pacientemente por una noche más.