En la historia de un joven y un amor prohibido,
el destino los separó en un cruel latido,
al regresar, encontró a su amada en un nido,
con otro que la hería, su corazón dolido.
El joven, con valentía y determinación,
decidió rescatarla de aquel infierno,
a pesar del peligro y del invierno,
la amaba con fervor, sin vacilación.
En la oscuridad de la noche, escaparon juntos,
lejos del maltrato y la opresión,
en cada paso, en cada canción,
se forjaba un nuevo destino, sin asuntos.
En su huida, encontraron la libertad,
en sus miradas, se reflejaba la complicidad,
unidos por un amor que desafiaba la adversidad,
en su fuga, hallaron la felicidad.
En la distancia, forjaron un nuevo hogar,
lejos del dolor y de la desdicha,
cada día era un renacer, una caricia,
en su amor, encontraron la paz y el amar.
El joven y su amada, unidos en complicidad,
se apoyaban mutuamente en cada prueba,
en su amor, la llama ardiente no se debía,
juntos enfrentaron la vida con entereza y claridad.
En su historia de amor y valentía,
encontraron la fuerza para seguir adelante,
cada desafío era una oportunidad brillante,
en su unión, la esperanza renacía.
Así, el joven y su amada, en su fuga y su amor,
demostraron que el destino puede ser cambiado,
que el verdadero amor es un lazo sagrado,
que en la adversidad, florece la flor.