A MARIANA DANIELA (Nieta)
Me ensordecen los gritos de la almohada
Que reclaman el olor de tu presencia
El frio de tu ausencia, no la reconforta
Y en silencio se le arruga hasta el alma
Como un cuerpo ocioso de afectos
Que solo se alimenta de esperanzas
Acompañando dulcemente los abuelos
Que ahogan en su silencio, tenues lágrimas
Escuchando las canciones, a lo lejos
Las mismas que nosotros cantabas
Como sintonizadas en radio viejo
En histórica frecuencia de añoranzas
Hoy en la distancia, abrazamos recuerdos
Deshojamos evocaciones entre lágrimas
Soñando con un mundo que sea nuestro
Sin fronteras, ni escasas esperanzas
Un mundo retornado al redil de sus andanzas
Que hoy las distancias nos arrebatan
Soñamos con ese mundo, de afectos
De abrazos y besos que salen del alma
Ese mundo por encima de todo nuestro
Que grita tu hermoso nombre Mariana