Soy prisionero de las voces de hielo
Que me hablan con un aire azotador
Sobre tierras frías y oscuras
Donde por siempre encontraré mi tumba.
Helado por su discurso frío
Me dejo herir por la frialdad de las palabras
Mientras revuelvo en las brasas extinguidas de la vida
Con un largo hueso de mi pierna.
Con un sombrero negro extraño
Y con un viejo trapo como traje,
Sin compañeros que me impulsen en su camino
Permanezco como un esqueleto en una tumba de arcilla.