Al verte, ciegan mis ojos por tanto...
Imagino que es un paraíso tu cuerpo…
Consuelo en mi soñar.
Suspira mi alma por este anhelo que tengo:
mi corazón el lecho que espera tu amor.
Mis palabras no te alcanzan
porque eres indómita belleza.
Eres amada mía, naturaleza y nostalgia;
de todas en una, ¡eres esperanza!
Eres cariño, melancolía y mi distancia.
Creciste conmigo, como crece una amiga con su amigo;
craso error, ¡el amor de amigo no puede ser correspondido!…
¿Quién se enamora de su enemigo?
Muchas veces has herido mi orgullo;
pero, así… así te he querido
cómo se quiere con frenesí una mujer en este mundo.
Amada mía en mi soñar, eres el aroma de mí deleite
que despierta mis sentidos,
con tu mirar predilecto,
con tus labios de ciruela tan discretos.
¡Heme aquí, con cupido arrojado en este anhelo modesto!
Te quiero dormida y te quiero despierta
sobre mi almohada con besos de enamorada,
entre sábanas blancas, húmedas y arrugadas.