Un vasto azul de un cuerpo sin fin,
donde el horizonte se pierde,
mi corazón latía a un son,
hasta que el abismo me miró, quedo en terror.
Sentí el agua envolviendo mi ser,
la oscuridad bajo el sin fin,
pánico, era lo que crecía, no podía ver,
mis pensamientos se ahogaban, creo que yo también.
Hasta sentir el calor de tu toque, tan real,
como una luz de un faro en la marea de noche,
tus ojos, un puerto seguro, mi señal,
mi corazón calmó,
Nadamos juntos,
la profundidad paso de ser un monstruo que acecha,
a un mar sereno, tu presencia, mi paz verdadera,
en tu mano hallé el coraje y lo sereno.
Así, en las aguas donde el miedo se esconde,
tu mano me guio, y me hizo recordar,
que no hay oscuridad que no se transforme,
cuando alguien te ama y te ayuda a nadar.