En la sombra acechas, vil serpiente,
con mirada sucia y corazón rastrero,
¿piensas que ignora, inconsciente,
tu deseo oscuro y traicionero?
Tus falsos halagos, tu lengua de víbora,
no pueden romper nuestro lazo sagrado,
ella y yo, nuestro amor, ella valora,
te despreciamos, arrogante, eres solo pasado.
¿Qué pretendes, carroña, con tu engaño?
Con tus susurros de pestilente aliento,
nuestro amor es puro, sin daño,
y tus tretas caen al efímero viento.
Maldito seas, con tu corazón podrido,
tu codicia no nos separará,
ella es mía, y tu rostro hundido,
en el barro de tu vil soledad quedará.