Alguien condenó a la flor
a morir en un jarrón con agua,
veo a sus pétalos arrugados que caen
como lágrimas que caen para besar al alma.
No hay tiempo para pedir perdón
mientras el implacable tiempo pasa,
ya no habrá primaveras que la rescaten
como no habrá vientos que rescaten las palabras.
Alguien apuñaló sin piedad su corazón
para que su angustia la oprima callada,
sus espinas envenenadas que subyacen
y su aroma que se fue así, como si nada.
La flor condenada a un gran dolor
mis letras tristes que solo la acompañan,
y mis versos que ante su pena se abren
en una misma pena donde nuestras vidas se desangran.