Eterna en su Alma Eterna,
La Eternidad suspira su inasible
Existencia.
Vive su-amistad cultivando
las flores-semillas de su pasado.
Luz en su lírica que derrama gotas de alumbre
En las mieles que entre sus peques cobija.
Brilla ya! el murmuro que derriba lo adverso,
En alianza entre alegrías y sombras
y sus más sutiles palabras.
Aguerrida Princesa que en vuelo
Ciega el silencio desde el ático de las albas.
Sabe al sabor de una amapola en la madrugada,
que derriba la sin ausencia
que místicamente arroba a las almas.
¡María- Amiga de tantos años
la que derrocha amor y regala vientos que
envuelven mis anocheceres
entre suspiros-palabras de vientos de alondra!
¡Es mi María del alma Mía,
y todo lo que su dulce nombre derrama!
El cóndor que abre sus alas
La que nunca se arredra,
la que nos siempre nos salva.
La que acaricia con sus eternos escritos,
Las flores en dulce rocío de las mañanas,
Eterno y tibio sol que alumbra :
¡María!
Los columpios secretos de mis madrugadas.
(Patricia sólo para mi María)