PALOMA MUERTA en el alfeizar
Abro la ventana para
Ver la calle y me dé el aire,
Una lluvia suave cae
Y en ristre el paraguas va.
Es la terraza de enfrente
Que brillante está mojada,
Una gaviota atacante
Amenaza a la paloma.
Del altillo, el alfeizar
De ventana de anaquel
En nº 44 de c/Manuel
Llaneza, Gijón, ciudad.
En aquel feliz lugar
Hay un jolgorio jovial:
Palomas volotear,
Y palomos arrullar.
Un día apareció un huevo,
Luego otro al día siguiente,
A los dos los empolló
Y expuso para nacientes.
Pasó dos tercios de luna
Y aparecen dos pichones
Diminutos con plumones
Que no parecen paloma.
Necesito unos prismáticos
pues la visión es confusa
Para poder visionarlos,
La ventana está lejana.
Aparecieron palomas
En gran número, además,
Que la fiesta festejaban
Y alegría contagiaban.
Los palominos crecieron
Con alguna rapidez
Y del palomar volaron
Con arrogante altivez.
Gozaba viendo el jolgorio
Del evento palomino,
Fiesta para ello inmortal,
Arrullando el palomar.
Palomita palomera
Que hiciste tu palomar
En ventana, el alfeizar,
La osadía plena pagas
Con la gran tumba mortal.
En el alfeizar paloma
Veo sin moverse inerte.
Pierdo sensibilidad
Al ver la tétrica estampa
Llena de agresividad.
Nada existe que me aparte
Dicha tumba de mi mente,
Que me indica cada día
El término de mi vida.
Quiero decirla sin voz,
Que la recordaré en mi alma
Entre la sombra y la luz,
Que me otorga mucha calma.
Bien entiendo los felices
Días y las tristes noches
En la oscuridad del viaje
Con mi pesado bagaje.
Ver ahora me da pena
Esa tumba de paloma,
Toda muerta y solitaria,
Sin visita de ninguna.
Hoy pierdo con esa imagen
El rumbo de mi camino
Al imaginar su cuerpo
Corrupto bajo plumaje.
¿Dónde descansará esa alma?
Alma de interior salida[1]
De muchas piezas y órganos
De su ser bien combinados,
Constituyendo dicha alma.
Nunca supe distinguirla
Ni supe su propio nombre,
Pero sentí un amor siempre
Platónico a esa paloma.
Un árbol impertinente
Con su abundante ramaje
Me libra de ver lo triste
De esa imagen aberrante.
Advertir a los vecinos,
Mas de paloma el plumaje
En el alfeizar tenemos
En la ventana de enfrente.
Alejandro Tejero Escribano. Gijón, 14-5-2024.
[1] El alma en los seres vivos y mecánicos. Mi teoría es que están compuestos de órganos y piezas sueltas inanimados, pero combinados y armonizados producen fuerza y vida: el al- ma o psiques de los seres vivos y mecánicos, es interior e inmaterial. El cuerpo vive y la moto ruge. Cuando estos órganos y piezas se desarmonizan y separan se da el resultado: corrupción del cuerpo y desaparición de esa alma o psique.