gatoconbotas_58

Intangibles diferencias

Que la impunidad está de oferta

eso no lo dudo,

se pueden recorrer las góndolas de los tribunales,

esos palacetes tan sobrios y tan sombríos

donde la gente suele perderse

mirando no sin miedo a abogados de gabanes,

maletines y lentes oscuros.

Y si hablamos de los jueces

nos surgirá rápidamente lo corrupto,

esa imagen de la justicia ciega

la mujer alta con balanza y venda

que refleja su sombra

en el cieguito que pide limosna

en la escalera,

por eso la estatua tiene cara de piedra

y por lo mismo las puertas

siempre son giratorias,

porque dividen dos mundos:

uno el que trabaja y tiene vacaciones

y los chicos van a la escuela y comen

sentados a la mesa,

el otro algo más inoportuno

siempre detrás del terraplén

de ranchos y pasillos y “cabecitas” sin futuro,

por eso son giratorias

porque la vergüenza está a la vuelta;

sin embargo todo es un conjunto

esta sociedad barata que nos arrastra

a cometer tantos actos impuros

como soñar con la mente abierta,

como querer matar a los inmundos…

por todo nos dividen los rieles paralelos y eternos

pero todos sabemos que solo hay un único tren

y mañana nos puede tocar bajar en la estación de la pobreza.

Nos aglutina la vergüenza,

la seguridad de lo inseguro,

y la seguridad de la muerte

porque aquel mata y este se defiende

y el que se defiende también mata

pero mañana nace otro tan semejante a aquel,

entonces aparecen los “Barrios nuevos”

cercados al afano o de afamados diputados:

“doctores” de saco y corbata y bolsillos llenos,

barrabravas del espectáculo tinelesco de la política

descarnada y deshumanizada que nos rodea

y bastardea a propios y extraños y nos deja a todos afuera,

entonces comer se hace un privilegio, casi un milagro,

como estudiar, trabajar, sanar  o jubilarse,

adictos al juicio político, así es la ley,

así somos los argentinos,

le rezamos a Jesús y creemos en el “gauchito gil”,

santificamos a la difunta correa, pedimos por Maradona

y nos sometemos, o aborrecemos, al poder de turno,

elevamos a la presidenta a la categoría de Dios

o la bajamos hasta el pozo más profundo y sarcástico

poniéndola en el banquillo de los acusados

pero llorando por su marido extinto.

Son esos caminos tan insondables del desequilibrio

de cortar las rutas con tractores y mercedes benz

con la miseria de defender a los terratenientes,

y otros simplemente para poder comer

y los otarios de siempre que piden por más represión:

“para los pobres la justicia violenta,

para los ricos la justificación a cuestas…”

Cuantos pasos perdidos,

un muerto del partido obrero,

un Julio López desaparecido

y la poca nobleza de apropiarse de hijos indebidos.

No me cabe ninguna duda,

la sociedad es barata y la impunidad está de oferta,

nos dividen la mala distribución de las riquezas

y las diferencias de las arcas llenas y las bocas vacías,

en silencio, y en el salón siguen aún los pasos perdidos.